La estimulación cognitiva comprende todas aquellas actividades a través de las cuales “entrenamos” nuestras distintas capacidades con el objetivo de mantener y mejorar su funcionamiento. Entre estas capacidades se encuentra la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento, etc.
Esta estimulación es importante a lo largo de toda la vida, ya que es fundamental para un desarrollo adecuado, pero hoy nos vamos a centrar en la utilidad que tiene para los mayores.
El proceso normal de envejecimiento conlleva de por sí un deterioro gradual de estas capacidades, obviando los casos en los que exista alguna condición que acelere o empeore el proceso.
La inclusión de actividades de estimulación cognitiva en la vida cotidiana, puede retrasar este proceso de deterioro, e incluso mejorar algunas capacidades que ya se puedan ver afectadas. Hacer este tipo de ejercicios no solo conserva las capacidades cognitivas, sino que puede retrasar los síntomas de otras enfermedades, como la demencia. Por otra parte, es beneficioso también para el estado emocional, pues aumenta la sensación de control y satisfacción.
Añadiendo actividad en la dimensión social y física (en la medida de lo posible), podremos optimizar poco a poco los recursos físicos y mentales de la persona, aumentando la calidad de vida de manera global, y así acercarnos al conocido término de “envejecimiento activo”. De esta manera, no solo se mantiene el funcionamiento cognitivo, sino que aumenta la percepción de bienestar de la persona.
Además de programas concretos realizados por profesionales en gabinetes, centros de día, asociaciones, etc. Podemos encontrar actividades que hacer por nuestra cuenta y que reforzarán distintos aspectos de nuestro funcionamiento: juegos de cartas, dominó, repaso de recetas paso a paso, crucigramas, sopas de letras, intentar recordar eventos pasados, etc.
Si queréis más información sobre este tipo de programas, no dudéis en poneros en contacto con nosotros.